viernes, 26 de junio de 2009

"MÁS DE 20 BUENAS RAZONES PARA NO VOTAR A W. Y NI UNA SOLA PARA VOTAR A H."

RELEYENDO A JULIO CAMBA: COSAS QUE NO CAMBIAN
(de 1916 a 2009)

Soy, desde hace mucho tiempo, un "fan" de Julio Camba, que, además de perspicaz observador y excepcional escritor, era de Villanueva de Arosa (ahora Vilanova de Arousa), un rincón de ese universo singularísimo que es la gran Ría de Arosa (Arousa). Si alguien me busca en agosto, es probable que me encuentre en Vilanova, donde nació también Don Ramón de Valle Inclán, aunque durante cierto tiempo a Valle se lo disputaron La Puebla del Caramiñal (A Pobra do Caramiñal) y Vilanova, porque se llegó a alimentar la leyenda de que Valle había nacido en el vapor que unía las dos riberas de la Ría ("a banda da terra": ribera sur, con Villagarcía, Vilanova y Cambados, etc.; "a banda do mare", la norte, con Rianxo, A Pobra, Ribeira, etc.).

El caso es que el 30 de mayo pasado salí para Nueva York y Toronto con "Un año en el otro mundo" como parte del equipaje de mano. El librito apareció en 1917, cuando Camba tenía 30 años y ha sido muy preciosamente reeditado por "Rey Lear" en el mismo mayo de este 2009. Es una colección de crónicas desde Nueva York. No pude leer mucho ni durante el viaje, ni en la vorágine de Nueva York ni en la International Conference de la IAPL (International Association of Procedural Law) en Toronto. Lo he acabado ahora mismo, como quien dice, en tierra castellana, pura cuna de la Ribera del Duero, por más señas.

En varios de sus artículos, Camba comenta la campaña presidencial americana de 1916, en que W. Wilson, que ganó su reelección, tuvo enfrente a Charles E. Hughes, candidato republicano, que, para presentarse, dejó su puesto de Magistrado (Chief Justice) del Tribunal Supremo Americano. Hughes había sido antes Gobernador de Nueva York, derrotando al conocido William Randolph Hearst.

Todo esto viene a cuento de haberme encontrado unas frases especialmente interesantes en un artículo titulado "La esfinge parlante". Camba lo titula así, cuando va a hablar de Hughes, porque en un artículo anterior nos ha contado lo siguiente:

"Su cargo de la Suprema Corte de Justicia le impedía en absoluto formular manifestaciones políticas, y desde hace varios años Hughes no ha despegado los labios nada más que para comentar el estado del tiempo o para saludar a sus amigos. No ha escrito una línea, no ha pronunciado un discurso, no ha recibido un reportero..."

"-Pero, en fin -le he preguntado yo a alguien-, sus amigos, los que han trabajado su elección, conocerán seguramente sus opiniones. Algunas declaraciones habrá hecho Hughes en el seno de la amistad."

"-Usted- me comentó la persona a quien yo había interrogado- no tiene idea de lo que es esto que aquí llamamos 'un justicia'. Cenar con un justicia equivale a cenar con un idiota. No se puede decir nada interesante durante la cena."

"-Y cómo es posible que se haya elegido a Hughes si no se sabe lo que piensa?"

"-Pues se le ha elegido por eso. Porque no se sabe lo que piensa."

De ahí lo de "la Esfinge". Pero, metido en campaña, Hughes tiene que hablar. Y Camba relata:

"'Yo conozco más de veinte buenas razones para no votar por Mr. Wilson -escribe un elector-; pero no conozco ni una sola para votar por Mr. Hughes'. Mr. Wilson, en efecto, tiene muchas faltas, y Hughes se pasa la vida señalándoselas. Lo que ocurre es que, frente a esas faltas, Mr. Hughes no presenta ninguna cualidad."

(...)

"...para Mr. Hughes lo importante es la forma, y esto se comprende muy pronto. La forma, en efecto, es él. Él quiere darle su forma personal a los discursos parlamentarios, a las notas diplomáticas y a todos los actos presidenciales. En una palabra, quiere ser presidente. ¿Presentar un programa? No. Míster Hughes presenta su propia persona. El pueblo no verá tal vez la ventaja de elegir a Hughes en vez de reelegir a Wilson, ya que el primero no va a hacer nada que no haya hecho el segundo; pero Hughes la ve perfectamente."

"Desde el comienzo de la campaña electoral, Hughes habrá pronunciado ya sus cien discursos y hasta ahora no ha dicho nada. ¿No es admirable esto de pronunciar cien discursos sin decir nada? Mientras Mr. Hughes estaba en la Suprema Corte de Justicia, era el hombre que menos hablaba en los Estados Unidos. Hoy es el hombre que habla más. Sin embargo, y aunque entre ambos Hughes haya una gran diferencia de forma, no hay ninguna diferencia de fondo. El pensamiento de Hughes continúa siendo un misterio."

Estoy seguro de que los lectores de este blog le ven a estos textos su miga actual, aquí y "en el otro mundo". Por tanto, yo no digo nada.

1 comentario:

Anónimo dijo...

lo que ha escrito es un puntazo!