martes, 15 de febrero de 2011

“PARA GANAR LAS ELECCIONES, HAY QUE MERECERLO” (I)


MÉRITOS Y DEMÉRITOS DE PSOE Y PP


"MÁS DE 20 BUENAS RAZONES PARA NO VOTAR A W. Y NI UNA SOLA PARA VOTAR A H."
(POR DERECHO, 26 de junio de 2009)


D. José Luis Rodríguez Zapatero (ZP) ha dicho en Sevilla, el 13 de febrero de 2011, una gran verdad, que encabeza este “post”. Pero como decir verdades dista mucho de ser la afición y la dedicación de ZP, las palabras transcritas eran una “oración subordinada” de otra “oración principal”, con lo que la gran verdad resultaba convertida en simple mensaje político-partidista-electoral: “el Partido Popular no sabe que, para ganar las elecciones, hay que merecerlo”.

Como mensaje político-electoral, la frase completa de ZP, si no mendaz -porque es verosímil y probable esa ignorancia del PP- resulta vulgar y poco afortunada en la medida en que lanza implícitamente -ahora se suele decir “subliminalmente”, pero lo subliminal no es lo mismo que lo implícito- la idea de que el PSOE y el mismo ZPmerecen ganar las elecciones (las municipales y autonómicas, primero; las generales, después). Y aceptar esa idea, hoy, parece empresa asequible sólo para unos pocos "fans", que siempre los hay.

Eso de “merecerlo”, que ha dicho ZP sobre ganar las elecciones, no ha sido sino un recurso retórico para persuasión (que es de lo que trata la retórica) de potenciales votantes. Y ha consistido en introducir, respecto del resultado de la contienda electoral, la idea de mérito, en la que se da una clara implicación ética. Mérito implica algo bueno, positivo, mientras que demérito o ausencia de mérito connota algo malo, negativo. Puedes ganar un concurso porque posees el mejor curriculum o superas unas pruebas brillantemente o porque presentas la mejor propuesta (lo ganas merecidamente, bien ganado) o puedes ganarlo porque tienes padrinos o amigos (lo ganas inmerecidamente, mal ganado). Ganar con o por méritos es lo que debe ser. Ganar, como sea, es sencillamente lo que es, lo que ocurre, pero que no debería ser: ni para ganar una oposición de Letrado de Consejo de Estado ni para ganar el concurso de un gran obra pública.

A estas alturas de nuestra historia reciente, que ZP introduzca elementos éticos en sus discursos largos o en sus frases cortas, difícilmente va a cambiar la muy generalizada idea de ZP como un sujeto bastante increíble en cuanto a la ética se refiera. No es momento, por lo demás, de intentar un pequeño ensayo sobre lo que debería determinar una victoria electoral. De manera que me alejaré de la teorización. Lo que ahora ocurre es que muchos -también en la izquierda y en el PSOE mismo, por supuesto- consideran que ZP tiene merecido no ganar las elecciones, sino perderlas. Que eso es así lo demuestra la insistencia superlativa, desde dentro del PSOE, en que ZP no sea candidato. ZP también ha dicho en Sevilla, el mismo día 13 de febrero de 2011, que el discurso del PP se limita a cinco palabras: “la culpa es de Zapatero”. Quizá tenga razón ZP en la limitación del discurso popular, pero, al parecer, no ha caído en la cuenta de que ese mismo discurso lo recitan a diario centenares de dirigentes socialistas (“si estamos así es por culpa de ZP”; “ZP es una catástrofe y se va a cargar hasta el PSOE”, etc.). Algunos de esos dirigentes, titulares de baronías, lo están diciendo en público: “anuncia ya si sigues o te vas… pero ni se te ocurra seguir”.

Enseguida vuelvo directamente sobre las próximas elecciones en España. Primero, voy a la defensa de ZP que anuncié en “post” de 6 de febrero pasado. No es verdad que la culpa de todo sea de ZP y y no es justa esa atribución de culpa exclusiva. Se equivocan en el análisis de lo sucedido en estos años y cometen injusticia los que, en el PSOE, en el PP o al margen de uno y otro partido, arrojan todas las culpas a ZP. Recordemos cosas obvias: ZP no se colocó a sí mismo a la cabeza del PSOE. ZP es un producto PSOE. (Siento la tristeza que esto les causará a mis buenos amigos socialistas, que no son muchos, pero son buenos, pero veo así las cosas). Es un producto tan netamente PSOE que, terminada la carrera de Derecho (y sin conseguir plaza de profesor en la Universidad de León, aunque ahora su “bio” oficial diga lo contrario), ZP no ha hecho en la vida otra cosa que pertenecer al PSOE. El PSOE delimitó la contienda electoral interna a una alternativa que prefiero no calificar: o José Bono Martínez o José Luis Rodríguez Zapatero. Aunque por poco, los “grandes electores” del PSOE designaron Secretario General del PSOE a José Luis Rodríguez Zapatero. Fue candidato del PSOE a las siguientes elecciones. Y el PSOE bien que se alegró de ganar esas elecciones generales del 14 de marzo de 2004 y de volver a ganar las del 9 de marzo de 2008, siempre con ZP como “number one”. El número de militantes o simpatizantes del PSOE designados por ZP ha sido y es sencillamente incalculable. Y ZP no ha ideado ni hecho por sí solo cuanto a hecho, ni ha estado solo, sino muy acompañado por todo el PSOE, en sus clamorosas negaciones y omisiones, especialmente en las relativas a la crisis económica. La culpa (de todo o de lo más importante) no es sólo de ZP: al PSOE no le debe valer sacrificar a ZP como un chivo, ni expiatorio ni propiciatorio. El PSOE ha apoyado a ZP en sus reformas legales más discutibles y en sus aventuras más perniciosas.

Algunos, entonces en considerable soledad, no tardamos demasiado en darnos cuenta de cómo era o quien era en realidad ZP. En mi artículo ANTE EL FEDERALISMO DE ZAPATERO, (ABC, 7 de octubre de 2005) dije, entre otras cosas, lo siguiente:

“Es un tópico consolidado que aquí, en España, se está reestrenando el postfranquismo inmediato, la Transición y el proceso constituyente, como si estuviésemos de nuevo a finales de 1975. Eso sucede, sin duda, porque a algunos, con poder, no les gusta el resultado de ese trozo de historia española. Y es probable que, además, deseen, incluso inconscientemente, tener un protagonismo histórico distinto de hacer avanzar día a día un país ya constituido. Este fenómeno de “remake” desconcierta y desagrada a bastantes, que no le ven sentido ni lo consideran positivo. Así las cosas, surge otro tópico: el Presidente del Gobierno no sabe adónde va. “

“Pienso que, al contrario, lo que hace y lo que se propone el Sr. Zapatero es algo “de libro”. Ocurre, eso sí, que ese “libro”, que estaba descatalogado, no se reeditó antes de las últimas elecciones generales. Pero el Sr. Zapatero en absoluto carece de sustrato intelectual (en concreto, ideológico) y, por supuesto, dispone de un “libro” y hasta de un “mapa”, si bien a escala 1/5.000.000 y no actualizado.”

“Talantes y posibilismo aparte, el Sr. Zapatero es un federalista y un socialista radical “de libro”, incardinado políticamente (a sabiendas o no, da igual), en un determinado sector de los protagonistas de la Segunda República. Por eso tanteó en serio una reforma directa de la Constitución española de 1978. Por eso, más que por ser rehén de Esquerra Republicana para conservar el poder, sintoniza con Esquerra Republicana, lo mismo que con el PNV. Por eso entiende a ETA como un problema sustancial y primordialmente político.”

“Algunos episodios menores, en vez de casualidades debidas a errores de cartelería o de un florista israelí, quizá sean más bien indicios de todo esto. La Marcha Real, himno oficial de España, ha sido olvidada en actos de los que era responsable el Gobierno del Sr. Zapatero. Y la bandera constitucional de España, roja y gualda, ha estado ausente en actos semejantes. La pasada Conferencia de Presidentes de Comunidades Autónomas, también inicialmente sin esa bandera, parecía destinada a escenificar la España federal, mucho más que a resolver el problema de la sanidad.”

Después de esta primera etapa y, a la vista de las encuestas, ZP, con el PSOE apoyándole, volvió a enarbolar la bandera constitucional e instauró la cantinela (o cantilena) del “Gobierno de España” hasta en la sopa.

De las aventuras ultra federalistas de ZP, acompañado sin reservas por el PSOE, me seguí ocupando en el 2005 (v. ¿PUEDE ESPAÑA SEGUIR SIENDO UNA NACIÓN?, en ABC, 17 de noviembre) y a comienzos del 2006 (v. SACAR A ESPAÑA DE SUS CASILLAS (ABC, 23 de enero), hasta concluir en LA INDISIMULABLE INANIDAD DEL PRESIDENTE (ABC, 3 de junio de 2006):

“Desde el comienzo de su actuación parlamentaria, me he tomado en serio el pensamiento conocido del señor Zapatero, en vez de tratarle despectiva o desdeñosamente. He leído con sosiego sus palabras, que han sido objeto de mi meditación. Y he afrontado con naturalidad no entenderle a la primera y, por supuesto, no compartir bastante de lo que entendía.” Poco después, escribía este otro párrafo: “acerca del pensamiento del señor Zapatero resulta decisiva su tajante contraposición entre «los hechos» y «las palabras». A riesgo de que se me considere injustamente enemigo del señor presidente, la conclusión a que obliga esa contraposición es que este presidente del Gobierno adolece de una inanidad intelectual indisimulable, casi espectacular.”

Me he permitido las anteriores autocitas porque me importa dejar bien acreditado que no he sido ni desconsiderado a priori con ZP ni tardío en el descubrimiento de su talla intelectual y moral ni tímido o eufemístico en la crítica a su actuación. Esto sentado, debe resplandecer la verdad monda y lironda, a saber, que ZP ha sido y es un producto de la Factoría PSOE. La Factoría PSOE puede ahora retirar el producto ZP del mercado, pero la responsabilidad por los daños y perjuicios es y debe ser atribuida al PSOE.

De manera que sí, los resultados de las encuestas actuales revelan que, ahora, una mayoría de españoles piensa que ZP no merece ganar y que tampoco el PSOE lo merece es porque  tienen ambos muy merecido ese veredicto de grandes deméritos, veredicto provisional, pero hoy por hoy contundente.

"MÁS DE 20 BUENAS RAZONES PARA NO VOTAR A W. Y NI UNA SOLA PARA VOTAR A H."

Otra cosa son los méritos del PP para ganar las próximas elecciones (las municipales y autonómicas primero; las generales, después). Si ZP, en vez de decir lo que ha dicho, quería decir lo que se está afirmando por tantos, a saber, que el PP no debe plantearse ganar a base de que el PSOE pierda, tiene toda la razón.

Sobre municipales y autonómicas no voy a hablar, porque cada municipio y cada Comunidad autónoma presentan notables diferencias. Pero en cuanto a las elecciones generales y los méritos del PP (del PP que existe, presidido por Rajoy), ya he apuntado aquí muchas veces mi rotundo desacuerdo en asuntos que considero de máxima importancia: la Justicia y la autenticidad del Estado de Derecho es sólo uno, aunque suficiente para mi criterio electoral y pienso que para el de los ciudadanos más apegados a los fundamentales valores democráticos: la igualdad ante la ley, la efectiva tutela contra la arbitrariedad, la sumisión de los poderes públicos al Derecho. Ha sido enorme el daño que, por consenso con el PSOE, ha hecho el PP y aún puede ser -está a punto de ser, si contribuye a la desaparición de los Juzgados de todo tipo con el camelo de los “Tribunales de Instancia- sencillamente devastador y prácticamente irreversible. Del PP es la pésima reforma de la Ley Orgánica del Poder Judicial, perpetrada en el 2003, culminada en la cooperación necesaria para la ley de megareforma procesal relativa a la mágica "oficina judicial", en el 2009. He comentado también en este “blog” el enfangamiento del PP en el engendro de la Comisión de Propiedad Intelectual (vulgo “Ley Sinde.2”). Y no menos grave es la implicación del PP en la suciedad política judicial: en las relaciones con asociaciones judiciales, en las normas y en la praxis de designación y de funcionamiento del CGPJ, órgano corrupto y corruptor, máximo exponente del “Estado de Partidos”; en el partidismo del Tribunal Constitucional; etc. El tema –que conozco muy bien- me asquea y me entristece desde hace mucho tiempo.

En materia educativa y, más concretamente, universitaria, fue el PP quien (en la segunda y lamentable segunda legislatura de Aznar) creó y lanzó la ANECA, no para una seria evaluación externa de los méritos de los profesores, sino para aplicar unos métodos irracionales e injustos, a base de criterios, en gran medida erróneos, que en realidad aplican una serie de funcionarios, con el respaldo de profesores que aparecen como evaluadores y son seleccionados sin trasparencia y sin motivación, pero que, con muy honrosas excepciones (que han determinado su cese), cobran las magras dietas y disfrutan del poder que su posición les confiere. Pero es que, además, los sucesivos responsables de educación en el PP (también con excepciones individuales, que han acabado arrinconadas) han confundido fomentar la constitucional libertad en materia de enseñanza con la despreocupación, a veces extrema, por los centros públicos. En el ámbito universitario, que conozco bien, el PP no ha parado de oscilar entre el desinterés y los disparates.

Así las cosas, el mismo día 13 de febrero de 2011, mientras ZP profería en Sevilla las palabras transcritas en el título de este “post”, D. Mariano Rajoy, en Santiago de Compostela, afirmaba, según Europa Press, que España no tiene hoy "un problema ideológico sino fundamentalmente de competencia".

Que España tiene un problema de competencia (de sus gobernantes y dirigentes) resulta evidente. Es mucho más claro el problema de competencia que el de competitividad. Pero negar que España tenga “un problema ideológico” me parece, en cuanto a visión de España, padecer cataratas agudas en ambos ojos o hallarse al borde de un doble desprendimiento de retina. Si el Sr. Rajoy no ha incurrido en un lapsus linguae muy gordo, se diría que considera inexistente -o, lo que sería aún peor, irrelevante para él y para el PP- el conjunto de problemas que ha generado en España toda la ingenieria social del PSOE, pese a que en esa ingeniería se han gastado los más eficaces esfuerzos del PSOE y muchos millones de euros de todos. Salvo lapsus linguae, que debería aclarar, D. Mariano Rajoy (MR) nos estaría diciendo que no ve problema ideológico en la instauración por doquier de la tiranía de lo correcto (artística, cultural, histórico, político, etc.), en el dirigismo social desde los poderes públicos, en la aplicación plurifacética de la "ideología de género" y sus conocidos derivados legislativos, en la confusión entre aconfesionalidad del Estado, libertad religiosa y militancia antirreligiosa (y, más precisamente, anticatólica, porque al islamismo o al confucionismo no se les ponen trabas), en la promoción de los “derechos” absolutos de la sexualidad, en la educación pública de los menores en el inmediato ejercicio de esos “derechos”, en la política anti-natalista extrema, en la sustitución del respeto al derecho a una muerte digna por la promoción de la eutanasia a cargo de presuntos seres superiores, jueces de la dignidad o indignidad de la vida, e così via, que dicen los italianos.

Este mensaje reductivo del Sr. Rajoy sobre los problemas de España es demasié para mi body y hasta para mi soul. Ya sé que ésta no es una crítica intelectualmente rigurosa, sino un tanto cheli, pero no me parece que la tesis de D. Mariano sobre los problemas de España dé para más.

Lo que sí da para mucho más -y si no, lean el próximo “post”- es la cuestión de si votamos a quien se lo merece o votamos porque sí o si más nos valdría tener alguna razón para votar a alguien. Yo adelanto mi conclusión: “el voto, para el que se lo curre”. Anuncio que fundamentaré esta conclusión próximamente y les aconsejo, como ejercicio preparatorio, releeer el post de 26 de junio de 2009, titulado como reza el anterior subepígrafe. Facilito el enlace: http://andresdelaoliva.blogspot.com/2009/06/20-razones-para-no-votar-x-y-ni-una.html.

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